Réquiem por los trofeos de verano

trofeo carranza museo benfica

Como en muchos otros campos, en el fútbol veraniego el coronavirus también está acelerando todo lo que se venía barruntando. Los torneos de verano en España agonizaban, pese a los nobles intentos de resurrección. Pero cuando han pasado por Cádiz el Santos de Pelé, el Ajax de Cruyff, el Bayern de Beckenbauer o el Barça de Ronaldinho, el listón está muy alto. El Carranza, de hecho, era prácticamente el primer título de la temporada; pero de verdad, no como la Supercopa.

Tres cuartos de lo mismo ocurría en A Coruña, consolidado como un torneo de prestigio desde mucho antes de que el Deportivo tocara la gloria.

¿Y el Colombino? El marchamo del decano del fútbol español se trasladaba a los veranos onubenses, con ese frescor y ese aroma de la hierba recién cortada para que, en pleno agosto, el balón rodara grácil al toque de los mayores peloteros.

Todos tenían algo en común, más allá de las exageradas dimensiones y el espectacular diseño de orfebrería de los trofeos –el Carranza, la Torre de Hércules, la Carabela de Plata–, y es que por aquí desfilaban los grandes clubes de Europa y América. Y se lo tomaban en serio, con tánganas habituales, fichajes-relámpago y gradas llenas.

Era escaparate y era honor. Luego llegaron las giras imposibles, los megatorneos publicitarios, las prematuras rondas previas de las extenuantes competiciones europeas… El fútbol moderno.

Con la COVID-19, las gradas estarán necesariamente vacías por seguridad contra los contagios, y eso es otra puntilla más en el ataúd de aquellos grandes torneos de verano en España que nos hacían soñar en cada inicio de temporada.

, , , , , , , ,
Cart